Quienes Somos

“El fin principal para el que Dios ha llamado y reunido a las Hijas de la Caridad es para honrar a Nuestro Señor Jesucristo… sirviéndole corporal y espiritualmente en la persona de los Pobres…” (Reglas comunes de las Hijas de la Caridad)

Las Hijas de la Caridad es una Sociedad de Vida Apostólica, cuya misión principal es la entrega al Señor a través del servicio a los más pobres. Viven en comunidad de vida fraterna para la misión, y se ayudan a avanzan juntas en el discernimiento y a descubrir la presencia de Jesucristo en los hermanos.

Origenes

Como todas las cosas de Dios, la Compañía de las Hijas de la Caridad, nace de una forma imperceptiblemente e impredecible. 

Tres son los protagonistas de esta “Historia de Salvación” que cambió el mundo y la Iglesia, especialmente en la mirada y la atención a los más pobres.

VICENTE DE PAUL. Nace en Pouy, Landas en el año 1581 y muere en París en el año 1660. En 1600 es ordenado sacerdote y su sueño es poder tener una vida segura y desahogada en la Iglesia. 

En 1613 entra en la casa de los Señores de Gondi y se encuentra con la miseria material y espiritual de la población del campo y del mismo clero que lo atiende. A partir de ahí decide dedicar su vida a la formación de los sacerdotes, a la evangelización de las gentes del ámbito rural. Nace la Congregación de la Misión en 1625

En 1617 siendo párroco en Chatillón, la segunda experiencia que le marca su vida es el encuentro con el Señor que le espera en una familia que toda ella está enferma. Su ardor en la predicación del día hace que todo el pueblo salga a auxiliar a la familia. Pero… ¿quién lo hará al día siguiente? La caridad ha de ser, no solo afectiva, sino también efectiva. Nacen las Cofradías de la Caridad en 1617.

 

LUISA DE MARILLAC. Nace en París en 1595 y muere en París en 1660. Pertenecía a la familia de los Marillac, nobles franceses. Se casa con Antonio Le Gras y tiene un hijo.

En 1625, dócil al Espíritu, se pone bajo la dirección espiritual de Vicente de Paúl que la lanza a los caminos a ser la visitadora y animadora de las Cofradías de la Caridad. 

Su cuidada formación posibilita que pueda desarrollar múltiples tareas en las distintas obras que Vicente le encomienda: Ejercicios espirituales, visita a las Cofradías, instruirá a las jóvenes para prepararlas a ser ellas luego portadoras de lo aprendido (enseñanza, salud, catequesis), etc.

Como Vicente, su mirada atenta al paso de Dios por su vida, le ayuda a reconocer en la “luz de Pentecostés”, un nuevo estilo de vivir y servir hasta entonces no conocido. 

MARGARITA NASEAU. Joven campesina de Suresnes, autodidacta en aprender escritura y lectura que luego enseñará a los niños de su aldea y de otras cercanas. Deseosa de aprender más para servir mejor. En 1630 se une en París a Vicente y Luisa.

Margarita es el complemento perfecto para que Vicente de Paúl y Luisa de Marillac den forma al tercer proyecto que cambiará en la Iglesia la forma de atender a los más pobres y una nueva forma de vivir la consagración bautismal. Una Compañía de mujeres que viven juntas para servir en las parroquias y lugares donde se les envíe y ayuden a las Cofradías de la Caridad. Nacen las Hijas de la Caridad en 1633.

Los tres con una mirada centrada en Cristo, son capaces de poner todos sus talentos al servicio de lo que la Providencia les va indicando. Sabedores que no son ellos quienes han hecho posible esas nuevas fundaciones, sino que es el mismo Dios quien las quiere.

PRESENCIA EN LA ACTUALIDAD

Desde su fundación, la Compañía ha crecido y expandido su labor por todo el mundo. En España, actualmente existen cuatro Provincias de Hijas de la Caridad: España Centro, España Este, España Sur y España Norte. 

 

La Provincia España Norte se formó el 15 de marzo de 2017 y su radio de acción se extiende desde el País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, León, Palencia, Burgos, Valladolid. Y tres implantaciones en África en Tchad y Guinea Ecuatorial. 

 

A día de hoy, las Hijas de la Caridad, continua su misión con entrega, queriendo transformar vidas a través del amor y el servicio junto a otros que trabajan con la misma inquietud de hacer un mundo mejor, con un trabajo de calidad y dando respuesta a los cambios que se van produciendo en la sociedad.

Misión, Visión y Valores

MISIÓN. Nuestra razón de ser

Nuestra razón de ser 
Ofrecer un servicio de calidad a los más pobres, haciendo presente la Buena Noticia del Evangelio.

En misión compartida, en un clima de trabajo basado en la sencillez, alegría y confianza.

 VISIÓN. Proyección de futuro

Proyección de futuro
En nuestra proyección y avance hacia el futuro queremos:
• Mantener vivo el Carisma en todas nuestras obras.

• Ser referente como institución que ofrece un servicio de calidad basado en la excelencia y en la expresión explícita e implícita del Evangelio.

• Fomentar la corresponsabilidad entre hermanas y laicos.

• Favorecer el liderazgo de las personas a través de la formación.

• Abrir caminos a la innovación, comunicación y creatividad.

• Avanzar en la colaboración interprovincial y en la creación de estructuras organizativas y de gestión comunes.

VALORES

Transversales en todas nuestras actuaciones:
1. Dignidad humana
2. Justicia
3. Creatividad-audacia
4. Trascendencia
5. Ecología y vida

Carisma Vicenciano

El CARISMA VICENCIANO nace del seguimiento a Cristo servidor de los Pobres de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, que se ve hecho realidad en su compromiso con los más pobres y marginados de su tiempo, con un espíritu de humildad, sencillez y caridad. Ninguna pobreza le es ajena a todo vicenciano.

Las Hijas de la Caridad, junto con otros miembros de la Familia Vicenciana, encarnan este carisma a través de la acción concreta: acción social, educación, sanidad, pastoral y evangelización. Su labor no solo busca aliviar el sufrimiento, sino también transformar estructuras injustas para dignificar la vida de los más vulnerables, cuidar la casa común que nos sostiene a todos y potenciar la dimensión transcendente de la persona.

 

El AMOR CREATIVO HASTA EL INFINITO, según San Vicente, impulsa a las Hijas de la Caridad y miembros de la Familia Vicenciana a adaptarse a los desafíos de cada época, renovando su misión con fidelidad al Evangelio y con una entrega total a los pobres. Dando respuestas actuales a nuevas necesidades que surgen después de haber orado, reflexionado en comunidad y leído los acontecimientos en clave de llamada.